En 1933 un grupo de amigos canta sus sueños y anhelos mientras viaja en barco hacia el norte del país, brindando por su casa de estudios, la Universidad de Chile. Julio Cordero Vallejos, autor de la canción, siempre se preocupó de aclarar que esta obra fue creada en colaboración con sus compañeros de travesía.
Pero la historia no terminaría ahí. Tiempo después, a principios de la década de 1940, esta canción se entonó como himno en un Clásico Universitario. Un himno distinto a todos: soñador, optimista, melancólico, de sonoridad cercana al tango y que sus hinchas consideran la canción más bella del mundo.
Pero la historia no terminaría ahí. Tiempo después, a principios de la década de 1940, esta canción se entonó como himno en un Clásico Universitario. Un himno distinto a todos: soñador, optimista, melancólico, de sonoridad cercana al tango y que sus hinchas consideran la canción más bella del mundo.